domingo, 17 de febrero de 2008

Mi personaje para el Consejo Escolar - Profe de música

Soy Alicia. Tengo 29 años. Estoy soltera, aunque tengo pareja estable, pero sin planes de formalizar más la relación. Es mi primer año en el centro, como interina. Soy de un pequeño pueblo de Badajoz, a unos 100 kilómetros de Sevilla.

Comencé con siete años los estudios de solfeo y piano en la escuela municipal de música de esta localidad, donde también realicé mis estudios de EGB y Bachillerato. Una vez que conseguí el título de grado medio de piano, me matriculé en el conservatorio de música de Badajoz para realizar los de grado medio, que finalicé con 18 años. En este momento, mi nota de selectividad me permitió empezar a estudiar la carrera de Periodismo en Sevilla, algo que nunca me gustó demasiado, pero significaría tener una carrera universitaria “como Dios manda”, que es lo que mis padres siempre han querido.

Aprovechando que estaba en Sevilla, terminé aquí los dos años necesarios para el grado superior de piano e hice algo que ya se veía venir, dejé la carrera de Periodismo para centrarme en cuerpo y alma a mi pasión: el piano. Al finalizar la carrera de música, conseguí una plaza de profesor de piano en la Escuela Municipal de Música de Zafra con un contrato por dos años. El segundo año de trabajo allí, aproveché para sacar el CAP por la Universidad de Badajoz.

Una vez terminado el trabajo en la Escuela de Música empecé a estudiar las oposiciones para profesor de Primaria por música para la Junta de Andalucía, y al cabo un año de mucho esfuerzo, mucho estudio y muchos días encerrada en casa, conseguí sacarlas, aunque sin plaza, y aquí estoy.

Soy una persona muy abierta. Creo que por el hecho de mi juventud, mis compañeros más mayores (sobre todo mis compañeras) me tienen como la hija mimada del centro. Estoy encantada con ellos. El hecho de ser mi primer año, y como interina, no me preocupa. Sé que el año que viene puedo estar muy lejos de aquí, pero es algo que prefiero no pensar.

En clase soy de las que piensa que cualquier cosa que no motive a los niños y no mueva su curiosidad, es absolutamente inútil. Esa es una ventaja en lo mío. Es fácil motivarles con la música. Sólo el hecho de aporrear los timbales o el xilófono ya suele encantarles. Pero mi problema en el centro es que tengo poco presupuesto para acceder a distintos instrumentos y material que me hace falta para mis clases.